El pasado lunes, 26 de julio, nos dejó RICARDO LOZANO MANTECON, su muerte ha puesto de luto al mundo de la Universidad (catedrático de Cirugía) y de la medicina (jefe del Servicio de Cirugía en el Hospital Clínico) de Zaragoza.

Tercera generación de médicos humanistas, tras su abuelo y su padre (su gran maestro),  puso la enseñanza y el servicio de la medicina de nuestra ciudad, en niveles comparables a la de otros centros punteros de Alemania o de USA.

Excelente persona, tremendamente culto, se apasionaba por todo, ... , y un gran rotario.  Mi homenaje a su persona, será recordarle a continuación en este último sentido.

Tras la disolución del Rotary Club de Zaragoza en el año 1.936, fue una de las personas que primero contactaron con las autoridades rotarias, tanto españolas, como internacionales, para su refundación, gracias a su prestigio profesional en el ámbito nacional e internacional y por ser nieto de Miguel Mantecón, Fundador, Presidente del RC de Zaragoza (nº 2.079) en el año 1.925 y Gobernador del Distrito 60.

Ricardo Lozano, con la colaboración de Carlos Camo (q.e.p.d.) y de Javier Iriarte, invitaron al resto de socios a participar, en la 2ª fundación del RC. de Zaragoza, (nº 21.079) dentro del Distrito 220, el día 1 de Julio de 1.983, fecha en la que fué entregada la Carta Constitutiva del Club, por parte del Gobernador, José María Orlando Olasagasti.

Aunque hubiera podido ser el primer Presidente del Club, le cedió el privilegio a Carlos Camo, siendo él, Vicepresidente.

Al año siguiente, es el Presidente del RC de Zaragoza. (foto de la imposición del collar presidencial por parte de Carlos Camo a Ricardo como nuevo Presidente del año 84-85).

Durante su presidencia, potenció las reuniones semanales, con la asistencia de eminentes personas de campos muy variados de la vida zaragozana; se continuaron los proyectos creados por Carlos Camo: el Premio de la Paz, Casa Natal de Goya en Fuendetodos, participación en el Programa Polio Plus, y un largo etcétera.

Ricardo fue un gran compañero rotario. Cuando sus numerosos viajes y actividades le permitían asistir a las reuniones y eventos del Club, compartir mesa en una cena rotaria con él, era todo un privilegio por su gran humanidad, enormes conocimientos y su facilidad para trasmitirlos y ponerse al nivel del que tenía a su lado, no eludiendo tema alguno.

Descanse en paz querido compañero

Por: J.Manuel Arangüena (RC de Zaragoza)

Más información: El Heraldo de Aragón