Por Imelda Mercedes Medina, MD, MPH, socia del Rotary Club of Doral (Estados Unidos) y presidenta de la Agrupación “Rotarian Public Health Fellowship”; Adán Amaya, MD, socio del Club Rotario de León-Nicaragua y representante del Distrito 4240 de Rotaract; Irela Pizarro, socia del Club Rotaract de León-Nicaragua); Jorge Alemán, MD, MPH, socio del Club Rotario Metropolitano de León-Nicaragua
La COVID-19 está cambiando nuestras vidas. La Unesco estima que más de mil millones de niños no van a la escuela o a la guardería. Los padres están explorando formas de trabajar a distancia o no pueden trabajar, y pueden quedar desempleados. Para personas en extrema pobreza, estos desafíos son aún peores. Se desconoce cuánto tiempo durará la situación. Y para todos, el distanciamiento social y la mejora de las prácticas de higiene parecen ser la clave de nuestra salud y seguridad.
Esto tiene serias consecuencias para los niños.
Los padres de familia y los niños viven con un aumento del estrés, la incertidumbre y el miedo. Y el impacto biopsicosocial de la crisis puede aumentar el estrés de los padres y la violencia contra los niños. Como las directrices para combatir la pandemia de COVID-19 fomentan el distanciamiento social, los niños también se están aislando y están perdiendo su conexión con la comunidad que les proporcionó el apoyo que de otra manera no tendrían ni siquiera en casa. Así pues, el riesgo de que sufran violencia, se queden sin hogar, no reciban la atención de salud física y mental adecuada y abandonen la escuela, entre otras consecuencias, es mayor. Todo ello representa una amenaza para los derechos del niño. “El distanciamiento social es esencial para derrotar esta pandemia, sin embargo, debemos ser muy conscientes de las consecuencias del aislamiento social”, dijo el Dr. Abraham Salinas-Miranda, director del Centro Harrell para el Estudio de la Violencia Familiar de la Universidad del Sur de la Florida.
Pero los momentos de dificultad también pueden permitir una oportunidad creativa para construir relaciones más fuertes con nuestros niños y ayudar a promover sus derechos. Y para ello, en celebración del 70º Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 60º Aniversario de la Declaración de los Derechos del Niño y el 30º Aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, los rotaractianos del Club Rotaract de León-Nicaragua están ayudando a aumentar la sensibilización del público acerca de los derechos de los niños a través de la campaña educativa “Un trato por el buen trato“.
Esta campaña es una “vacunación” simbólica a través de la cual los niños, sus padres, el personal de la escuela y los miembros de la comunidad se empoderan con el conocimiento de los derechos del niño. Se les enseña cuáles son los derechos y cómo promoverlos y protegerlos activamente en la vida del niño a diario y de forma centrada en la persona. El objetivo es crear conciencia sobre los Derechos del Niño, entre los cuales se incluyen el derecho a la salud, a una familia, a la educación, a una identidad y el derecho a ser protegido de la violencia.
El proyecto se realizó inicialmente en persona en las escuelas, y cuando comenzó la pandemia de COVID-19, reforzamos nuestros esfuerzos para estar aún más unidos y decidimos que continuaríamos la campaña en línea. De esta manera, seguimos contribuyendo al desarrollo de entornos de apoyo para los niños, porque, como dice el Dr. Abraham Salinas-Miranda, “los sistemas de apoyo y la comunidad desempeñan un papel importante para ayudar a prevenir la violencia y defender los derechos de los niños, aunque sea virtualmente”.
COVID-19 no es el primer virus que amenaza a la humanidad, y tampoco es la primera pandemia. Nos comprometemos a contribuir a la victoria de la humanidad sobre esta amenaza mundial ayudando a fortalecer las familias y nuestra comunidad mediante la promoción de los derechos de los niños, nuestra futura generación.
Si tú o tu club están interesados en participar en esta campaña, por favor, comunícate con la Dra. Imelda Mercedes Medina o con el Club Rotaract León-Nicaragua.
Fuente: Las voces de Rotary
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