Por Rafael Vázquez Barragán, socio del Club Rotaract de Monterrey Cumbres, Nuevo León (México)

Un niño prueba su nueva prótesis fabricada mediante impresión en 3-D.

Hace tres años, el sobrino de uno de mis mejores amigos nació con una condición congénita que requirió la amputación de una de sus manos. Como resultado, tenía problemas para mantener el equilibrio y cuando llegó el momento de dar sus primeros pasos, se caía repetidamente. Como el niño era incapaz de levantarse utilizando solo una mano, lloraba hasta que alguien le ayudaba a hacerlo.

Ver esto me inspiró a hacer algo al respecto. Reuní a varios de mis mejores amigos que, como yo, tenían conocimientos de robótica. Nunca hubiera imaginado que terminaría haciendo prótesis ya que contaba con pocos conocimientos sobre el tema. Pero cuando empezamos a investigar, desarrollamos un prototipo para nuestro primer modelo de prótesis. Fue increíble ver que nuestros esfuerzos resultaron en una prótesis hecha a mano de madera y muelles, con sensores que llevaban las señales del cerebro al miembro artificial.

Comenzamos a advertir el impacto potencial que podríamos alcanzar cuando nos dimos cuenta de que podíamos ayudar no sólo a una persona, sino quizás a cientos o miles. En México, se llevan a cabo más de 27 500 amputaciones al año mientras que solo se fabrican 2500 prótesis. Esto significa que menos del 10 por ciento de la población tiene acceso a una. El problema no es la falta de producción, sino su alto costo.

Experimentando con diferentes tipos de tecnología, buscamos un material biocompatible que nos permitiera evitar tener que utilizar el titanio, un material muy caro que se utiliza normalmente en las prótesis. Al utilizar polímeros termoplásticos, redujimos el costo en más de un 90 por ciento y también adaptamos nuestro modelo para que se ajuste bien a los niños. Nuestros procesos permiten a los niños elegir una prótesis robótica con diseños intercambiables de superhéroes. Para hacer nuestro esfuerzo más sostenible, empezamos a buscar socios estratégicos y comerciales.

Colaboramos con el equipo de robótica de nuestra universidad para presentar nuestro proyecto durante la FIRST Robotics competition en Nueva Orleáns donde recibimos el Premio Inspiración en Ingeniería, el cual rinde homenaje al éxito excepcional en el avance del respeto y la apreciación de la ingeniería en la institución educativa y la comunidad. El proyecto también fue propuesto para el Premio a los Proyectos Sobresalientes de Rotaract 2019.

Seguimos trabajando con diferentes organizaciones, incluida Rotary, que nos han ofrecido su apoyo desde el principio a través de nuestro club anfitrión, para ampliar nuestro proyecto y ayudar a más personas.

Fuente: Las voces de Rotary