La primera vez que Noel Jackson saltó de un avión, no tenía nada que ver con la recaudación de dinero para la erradicación de la polio. El dentista de Michigan había recibido un certificado de regalo de miembros de su personal para ir a paracaidismo porque sabían que estaba en la aventura.

“Definitivamente es un momento decisivo”, dice Jackson, miembro del Club Rotario de Trenton, Michigan, de ese primer salto a 14.000 pies, hecho en tándem atado a un paracaidista profesional. “La precipitación de la caída libre está más allá de cualquier cosa que haya experimentado antes. Sólo la velocidad y la aceleración es increíble. Usted ni siquiera tiene tiempo para averiguar si lo está disfrutando o no; es sólo una sensación que ocurre “. Jackson disfrutó de la sensación, tanto que aceptó dar otro salto, con Shiva Koushik, un amigo rotario en la cercana Windsor, Ont.

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